La luna brilla grande y
esférica entre la oscuridad de la noche, el reloj de la torre da las doce.
Las historias cuentan
que, en ese instante, los fantasmas y las brujas abandonan sus escondites y
parten en busca de nuevas víctimas.
Es la hora, todo está
preparado.
La temperatura baja, el
viento sopla amenazando con derribar el mundo. ¡Qué frío! ¡Qué silencio! Es el
momento para dar un paseo nocturno por la vacía calle de postal antigua.
No hay nadie más, ¿Llegará
pronto? Mira el reloj, es más bien tarde. Qué pena, se les ha debido olvidar
que ese día había reunión.
Nadie viene a la cita y,
por eso, la única que se ha acordado decide volver a su casa siguiendo el mismo camino por el que
ha llegado.
Esta noche los fantasmas
y las brujas han decidido descansar.
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