Pez: niña que el mar miras,
Que sus infinitas aguas admiras,
Niña que vives en la orilla
De este mar que es toda tu vida,
Dime tu amante de lo infinito,
Dime a mí que en el mar habito,
¿Cómo es el mundo que tú has visto?
Dime niña sentada en ese camino.
Niña: O pez que en el mar vives,
Tú no sabes cómo es de triste
Este mundo en el que vivo,
Todo muerte y odio, todo,
Aunque hay amor escondido,
Escondido en los rescoldos
De lo que se ha sentido.
Pez: que triste descripción
Del mundo de ahí fuera,
Creo que prefiero yo
El agua a la tierra.
Niña: ¿Y el agua?, ¿cómo es el agua?
Pez: verde, llena de algas,
Tiburones hambrientos,
Otros peces, mamíferos, plantas
Y animales sin esqueleto.
Niña: cuanta vida hay escondida
Bajo esas oscuras aguas,
Y sin fronteras, toda unida,
Da igual donde vayas.
Pez: ¿Y tus ríos, tus montañas?
¿Y tus bosques, y las playas?
Niña: Montañas en el mar hay,
Y los bosques son de algas,
Mis bosques son distintos
Y con los años se han perdido.
Pez: ¿Por qué se pierden tus bosques?
¿Al suelo no están unidos?
Niña: pero a esos pobres árboles
El fuego se los ha comido.
Pez: ¿Qué es el fuego?
Niña: un tiburón hambriento
Que arrasa con todo lo vivo
Y también con lo que está muerto.
Pez: creo que mi mundo prefiero
Pues ese fuego que has dicho
Parece más peligroso que cien tiburones unidos.
Niña: Yo también el mar prefiero,
Aunque viva en la tierra,
Pues es tal como quiero
Que fuera el mundo de fuera.