El mapa mostraba que el castillo se encontraba en el centro de un frondoso bosque, pero ante los viajeros sólo había un inmenso lago.
-Este mapa está equivocado, el mercader nos timó -se quejó el joven.
-O tal vez lo que esté equivocado sea el paisaje -le respondió su acompañante.
La chica se arrodilló junto a la orilla, e introdujo la mano en el agua. Sin embargo, se encontró con el suave tacto de la hierba.
-Es solo un espejismo, el tesoro nos está esperando -declaró.
Avanzó decidida hacia el lago, desapareciendo, al instante, de la vista de su amigo.