Los ojos pálidos resplandecían con la luz de la vela,
los ojos vacíos y sin mirada,
veían sin ver la luz reflejada
en las cuencas vacías de su cabeza.
Transparente su piel, de pared pintada,
le permitía moverse con ligereza,
pudiendo trasladarse con presteza
sin que ningún obstáculo le molestara.
Miraba la vela con nostalgia,
Momentáneamente sumido en su tristeza,
contando el tiempo que pasaba,
contemplando el goteo de la cera.