martes, 20 de marzo de 2018

Golpe de estado

Siempre nos ha gustado
La historia de ese gato
Que, con sus botas y un saco,
Convirtió a un simple muchacho
En el dueño de un marquesado,
Y de ahí, por matrimonio,
Logró alcanzar el trono.
Pero, lo que realmente pasó,
Fue que al rey como loco se le declaró
Porque con el gato tenía conversación.
“Los gatos no hablan”,
Le decían al monarca,
“Está usted como una cabra,
No hay marqués que valga”.
El gato era de la princesa,
Quien conocía la demencia
Que su padre sufría,
Pues hablaba cada día
Con el sol y las estrellas,
Y hasta con las piedras
A las que nombres ponía.
El marqués era realmente
De la joven, el amante,
Quien, como no era nadie,
Resultaba más conveniente
Primero al rey engañarle
Antes de presentarle
Y poder así convencerle
De que les dejase casarse.
Así la princesa fue reina
Antes de cumplir la veintena,
Y su padre encerrado
En un hospital psiquiátrico.
La boda tuvo lugar
Después de un ciclo lunar,
Con un lugar especial
Para el gato en el altar
Por su papel esencial
Para ejecutar su plan
De al rey derrocar
Y en su lugar gobernar

Y juntos al fin estar. 

miércoles, 14 de febrero de 2018

Tu nombre

Tu nombre suena en mi oído
Como un susurro del viento,
Como una caricia del aire,
Ligero, volátil, suave.
Se escapa de mis labios como un suspiro,
Tu nombre, que es solo mío.
Arrastro cada letra, cada sílaba,
Temerosa del silencio al concluirlo,
Temerosa de descubrir que no existes,
Que no eres real, que eres un sueño,
Como un seguro de este sentimiento,
Que me provoca decirlo en secreto,
O llamarte y que acudas a mi encuentro,
O alargarlo al pronunciarlo sobre tu cuello,
Como si siempre me hubiese pertenecido,
Tu nombre, que es solo mío.




domingo, 4 de febrero de 2018

La lección de la manzana

Espejito mágico,
Preguntó la princesita,
Quien es la más bonita,
La verdad te reclamo.
El espejo respondía,
Siempre con sinceridad,
"Yo no te mentiría,
Solo digo la verdad.
Hermosa por fuera eres,
No lo puedo negar,
Pero recuerda siempre,
Has de ser ejemplar."
La princesa fue creciendo,
Escuchando a su espejo,
Que daba buenos consejos
Para ser hermosa en todo momento.
Un buen día, al crecer,
Conoció a un buen rey
Que viudo había quedado
Con una hija de un año.
Siempre intentó ser buena madre,
Y enseñarle valores positivos,
Con modos ejemplares,
Viendo todo con optimismo.
Pero, aun así, llegó el día
En el que preguntó al espejo
Quien era la más bonita,
Y este le respondió sincero
Que la superaba su hija,
Pues jamás perdona el tiempo.
Tal fue su ataque de celos
Hacia la joven princesa,
Que para no verla
Su retrato tiró al suelo.
El rey la encontró llorando
Entre fragmentos del espejo,
Quien la había traicionado,
Pese a seguir sus consejos.
Blanca Nieves era hermosa,
Aunque un poco rebelde,
Se saltaba las normas,
Según le conviene.
Después de mucho tiempo
La reina aprendió
Que lo que le importaba al espejo
Era la belleza exterior.
Encontró a la princesa
En casa de los enanitos,
Bebiéndose una botella
A morro, de vino tinto.
La reina le advirtió
Que era peligroso
Mezclar el limón
Con el vino rojo.
Blanca Nieves confiada,
A su madrastra ignoró,
Y sin pensarlo mezcló
La sidra con la horchata.
Los enanitos asustados
La montaron en su remolque,
Conduciendo borrachos
Como en los autos de choque.
Por suerte para todos,
Se cruzaron, de camino
Al hospital del castillo,
Una ambulancia sin tono.
El medico acudió a su ayuda,
Como un príncipe azul
En una noche de lluvia,
Trayendo un rayo de luz.
Gracias a su actuación,
La princesa salvó la vida,
Y su castigo recibió
Junto a la lección aprendida.
No volvió a salir de fiesta
Con los siete enanitos,
Y estudió para enfermera
E hizo nuevos amigos.

lunes, 22 de enero de 2018

El tiempo infinito

Situados en dos puntos equidistantes
A la vez avanzan para encontrarse,
En esa trayectoria que es un círculo perfecto,
Atrapados en el espacio y en  el tiempo.
Condenados eternamente a perseguirse
Su triste destino  consiste,
Recorriendo el mismo camino
A lo largo de un tiempo infinito.

viernes, 12 de enero de 2018

Cuentos de hadas

Como los cuentos de hadas
Creemos que es la vida,
Pero a menudo olvidamos 
Que son solo mentiras. 
Una moraleja encontramos 
En cada una de sus historias
Y guardarlas esperamos
En nuestra memoria. 
Si en tu viaje encuentras 
Algún príncipe de cuento,
No te lo creas,
Pues nada es perfecto. 

viernes, 15 de diciembre de 2017

El invento de Lucas

Laura llevaba todo el día mirando ese estúpido invento.
Encima de la mesa se encontraba una cafetera de metal sin orificio para echar el café. Tenía, sin embargo, una ranura como las de las huchas, tal vez fuese una hucha, pero no veía como recuperar el dinero sin romperla. También tenía un cable que servía para conectarla a la luz, tan inútil como la ranura o la forma de cafetera.
Lucas siempre construía cosas sin sentido, pero entre todas ellas, ese invento se llevaba la palma.  Era más extraño que aquellos calcetines con tacos para jugar al fútbol sin zapatos; la escoba con control remoto para gente perezosa, pero inútil existiendo robot aspiradora; la lámpara-cinematógrafo, que en vez de dar luz mostraba una película de las fases de la luna (ese era su favorito, desde luego), etc.
Laura sabía que esos inventos nunca les harían ricos, pero a él le hacía feliz construir cosas raras y, a ella le divertía intentar descubrir para que servían.
Aquel invento era su mayor rompecabezas. Con los años Lucas había fabricado cosas cada vez más raras solo para hacerle el reto más difícil, hasta el punto que se estaba preguntando si aquello era chatarra unida al azar o realmente tenía una finalidad más allá de entretenerla.
Lucas regresó a casa  después de haber pasado la tarde en una chatarrería.
-¿Todavía sigues ahí sentada? –le preguntó asombrado por su testarudez.
Ella no dijo nada, estaba demasiado concentrada mirando hipnotizada el inentendible invento. Era más absurdo que la taza-reloj.
De repente se le ocurrió un desesperado “Y si…” y, en un último intento antes de rendirse, apretó la única parte de la cafetera que podía hacer de botón de on u off, la punta de la tapa de metal.  No pasó nada, pero, en efecto, esa parte de la cafetera era un botón.
- Está desenchufada, cariño –le recordó él colocando el cable en el enchufe.
Ella volvió a probar suerte y, esta vez, si pareció funcionar. La tapa de la supuesta cafetera se levantó dejando ver el interior de metal vacío.
Esta vez Lucas se había superado en la absurdez de sus inventos, solo a él se le podría ocurrir construir una hucha eléctrica con forma de cafetera.
-Eres un genio, amor -le dijo ella dándole un beso en la mejilla antes de dirigirse a la nevera.
Ya estaba impaciente por saber que construiría con la chatarra que acababa e comprar.  
¿Con qué  absurdo invento le sorprendería ahora?  


miércoles, 13 de diciembre de 2017

Aracne y Atenea

Aracne tejía en su tapiz
flores lilas y carmesí.
  A la orilla de un lago, Narciso estaba,
contemplando su reflejo en el agua.
Las ninfas del campo la acompañaban,
alabándola sin reparos a cada puntada.
"Hermosa Aracne, tejedora amada,
sin duda por Atenea eres alabada,
pues no creemos que un don así,
sino te lo fuese a dar a ti."
La joven las ignoraba
conocedora de su grandeza,
aunque le gustaban sus alabanzas,
prefería que lo hiciesen solo por ella.
"Oh gran diosa Atenea, yo te reto,
para al mundo demostrar
que, a ojos cerrados te venzco,
si te atreves a aceptar.
Yo a ti no te tengo miedo,
¿Tú de mí lo tendrás?"
 Al poco de su reto lanzar,
una anciana llegó hasta el lugar.
"A los dioses no insulees, jovencita,
haciendo gala de tu grosería.
Muestra un poco de modestia,
y de cortesía hacia Atenea."
Pero presa de su orgullo,
Aracne la espondió con insultos.
Atenea se descubrió entomces,
y la compeición dio comienzo. 
"A los dioses no enojes,
antes de empezar, te lo advierto."
En el tapiz de Atenea,
de envidiable belleza,
se distinguían a los dioses
con elegantes poses,
además de algunas escenas,
que lecciones eran
para esos heroes
que a ellos se enfrentan.
 El tapiz de Aracne
mostraba, sin embargo,
sus pecados de carne
siempre tan comentados.
La cólera invadió a Atenea,
¿cómo podía atreverse?
Golpeó el tapiz con fuerza,
todos lo vieron romperse.
Aracne lo tomó a mal,
era una gran ofensa.
Con su vida quiso acabar,
colgandose con una cuerda, 
y sintiendose humillada,
se decidió así ahorcar.
En una pequeña araña 
fue convertida por Atenea,
por castigo, o por pena,
y para que la lección aprendiese,
fue condenada a teger por siempre.