miércoles, 14 de febrero de 2018

Tu nombre

Tu nombre suena en mi oído
Como un susurro del viento,
Como una caricia del aire,
Ligero, volátil, suave.
Se escapa de mis labios como un suspiro,
Tu nombre, que es solo mío.
Arrastro cada letra, cada sílaba,
Temerosa del silencio al concluirlo,
Temerosa de descubrir que no existes,
Que no eres real, que eres un sueño,
Como un seguro de este sentimiento,
Que me provoca decirlo en secreto,
O llamarte y que acudas a mi encuentro,
O alargarlo al pronunciarlo sobre tu cuello,
Como si siempre me hubiese pertenecido,
Tu nombre, que es solo mío.




domingo, 4 de febrero de 2018

La lección de la manzana

Espejito mágico,
Preguntó la princesita,
Quien es la más bonita,
La verdad te reclamo.
El espejo respondía,
Siempre con sinceridad,
"Yo no te mentiría,
Solo digo la verdad.
Hermosa por fuera eres,
No lo puedo negar,
Pero recuerda siempre,
Has de ser ejemplar."
La princesa fue creciendo,
Escuchando a su espejo,
Que daba buenos consejos
Para ser hermosa en todo momento.
Un buen día, al crecer,
Conoció a un buen rey
Que viudo había quedado
Con una hija de un año.
Siempre intentó ser buena madre,
Y enseñarle valores positivos,
Con modos ejemplares,
Viendo todo con optimismo.
Pero, aun así, llegó el día
En el que preguntó al espejo
Quien era la más bonita,
Y este le respondió sincero
Que la superaba su hija,
Pues jamás perdona el tiempo.
Tal fue su ataque de celos
Hacia la joven princesa,
Que para no verla
Su retrato tiró al suelo.
El rey la encontró llorando
Entre fragmentos del espejo,
Quien la había traicionado,
Pese a seguir sus consejos.
Blanca Nieves era hermosa,
Aunque un poco rebelde,
Se saltaba las normas,
Según le conviene.
Después de mucho tiempo
La reina aprendió
Que lo que le importaba al espejo
Era la belleza exterior.
Encontró a la princesa
En casa de los enanitos,
Bebiéndose una botella
A morro, de vino tinto.
La reina le advirtió
Que era peligroso
Mezclar el limón
Con el vino rojo.
Blanca Nieves confiada,
A su madrastra ignoró,
Y sin pensarlo mezcló
La sidra con la horchata.
Los enanitos asustados
La montaron en su remolque,
Conduciendo borrachos
Como en los autos de choque.
Por suerte para todos,
Se cruzaron, de camino
Al hospital del castillo,
Una ambulancia sin tono.
El medico acudió a su ayuda,
Como un príncipe azul
En una noche de lluvia,
Trayendo un rayo de luz.
Gracias a su actuación,
La princesa salvó la vida,
Y su castigo recibió
Junto a la lección aprendida.
No volvió a salir de fiesta
Con los siete enanitos,
Y estudió para enfermera
E hizo nuevos amigos.