lunes, 17 de octubre de 2016

El puzle

Desde hace ya casi diez años, Lucía pasa sus horas muertas completando un viejo puzle de 3640 piezas. 
Todo empezó un día, cuando aún era estudiante, en el que encontró uno de esos minúsculos fragmentos encima de una mesa de la cafetería de su facultad. Parecía estar ahí por casualidad, esperándola justo a ella. Junto a la pieza, un pedazo de cielo azul, una nota decía: "Para quien lo encuentre: ¿Aceptas el reto de construirlo entero?" Ella, intrigada, se la guardó en el monedero y escribió debajo de la pregunta un simple "Sí"
Durante los siguientes años las notas se fueron sucediendo con puntualidad diaria, sin excepción alguna. Cada una contenía una pista que le iba llevando hasta el siguiente pedazo del complejo puzle.
Con el tiempo, aquel rompecabezas de cientos de piezas, se ´fue convirtiendo en su mayor obsesión e, iba con ella a cada casa a la que se mudaba.
Ya han pasado diez años, ahora es una mujer de unos treinta años, tiene un novio que la quiere y un trabajo que le apasiona. Aun así ese puzle sigue siendo su principal inquietud. No solo desea terminarlo al fin, sino descubrir quien se esconde detrás de tan misterioso juego.
Poco a poco, conforme fue encajando las diferentes piezas, ante ella comenzó a dibujarse una fotografía. En la imagen, una adolescente sonriente miraba a la cámara con un hermoso cielo azul al fondo. 
Hoy, ahora que solo le queda por unir el último fragmento, después de 3640 días, está segura de saber quién se esconde tras el misterio, hace tiempo que lo sospecha, pero no ha querido preguntárselo para no romper la magia.
Junto a la última pieza pudo encontrar una cajita cerrada y las instrucciones de abrirla solo al completar el rompecabezas. 
Ante ella, por fin, el puzle completo, con sus 3640 piezas. 
Se aleja para contemplarlo tras depositar, con una delicadeza excesiva, el último fragmento en su lugar. Sobre la mesa se expone una vieja fotografía, su fotografía, la imagen de aquella alegre adolescente bajo ese cielo azul. En la parte inferior del puzle, donde termina la imagen, una pregunta escrita con una caligrafía que conoce muy bien, aunque ese difuminada por las divisiones de las piezas del puzle. 
-Siempre supe que llegaría este día -Comenta él tras entrar en la habitación sin ser detectado. 
Lucía se gira sin saber bien cómo reaccionar. 
Él lleva diez años, diez años preparando ese día, desde antes incluso de que empezasen a salir, desde que eran solo dos simples desconocidos que coincidieron en la misma facultad. 

-Sí -logra decir al fin- Mi respuesta es Sí. Claro que quiero casarme contigo.

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