martes, 24 de marzo de 2015

En un país imposible

En un país imposible,
En una ciudad improbable,
En un tiempo inexistente,
Vivía una valiente muchacha
Que no temía a la muerte.
Cabello negro azabache,
Labios rojos cual carmín,
Y su mirada tan intensa
Que a la misma parca hacía huir.
Quisiese el destino traidor,
Que nuestra vida rige,
Bendecir a la doncella
Con la condena del amor.
Un muchacho de buen porte,
Fortuna y gran corazón,
Con fama de tener prendada
A la mitad de la nación,
Llego a la ciudad un día,
De paso estaba, nada más,
Y atravesando sus calles,
La muchacha se fue a encontrar.
Junto a la fuente de la plaza
Su caballo fue a llevar,
Para que agua bebiese
Y mientras él descansar.
La joven allí sentada
Del fondo de la fuente
El cántaro lleno de agua
Recogía con gesto inocente.
Él se fijo en la dama,
Hermosa le pareció
Y con la escusa del agua
Inició la conversación.
Ella quedó embrujada
Por el hechizo del amor
Pero él no podía amarla
Porque su corazón ya entregó
A una princesa lejana
Que hace años conoció.
Con gran dolor en el alma
su correspondencia le negó,
sin saber que rechazaba
A la princesa que él amó.

domingo, 22 de marzo de 2015

La Noche de las brujas



La  luna brilla grande y esférica entre la oscuridad de la noche, el reloj de la torre da las doce.
Las historias cuentan que, en ese instante, los fantasmas y las brujas abandonan sus escondites y parten en busca de nuevas víctimas.
Es la hora, todo está preparado.
La temperatura baja, el viento sopla amenazando con derribar el mundo. ¡Qué frío! ¡Qué silencio! Es el momento para dar un paseo nocturno por la vacía calle de postal antigua.
No hay nadie más, ¿Llegará pronto? Mira el reloj, es más bien tarde. Qué pena, se les ha debido olvidar que ese día había reunión.
Nadie viene a la cita y, por eso, la única que se ha acordado decide volver a  su casa siguiendo el mismo camino por el que ha  llegado.
Esta noche los fantasmas y las brujas han decidido descansar.